El campeón se llama Lorenzo

Acaba el año en el que Jorge Lorenzo logró su tercer título de MotoGP, el quinto en total sumando otro par de ellos de 250cc. Pentacampeón mundial, ahí es nada. El mallorquín entra en el olimpo de los grandes de este deporte y lo hace con todo merecimiento, por mucho que su compañero de equipo, Valentino Rossi, haya pretendido dinamitar la magnitud de la gesta del español. El italiano quiso devaluar el Mundial desde el momento en que fue consciente de que difícilmente sería suyo ante la progresión imparable del otro piloto de Yamaha. Y lo peor del caso es que decidió hacerlo a costa de Marc Márquez, el rival común de ambos que nada tenía que ver ya en su duelo particular.

Y es que 2015 pasará a la historia como la temporada en la que a una leyenda se le escapó su décima corona, pero también en la que protagonizó uno de los episodios más vergonzantes en la historia del motociclismo. Rossi pudo claudicar con dignidad, no quiso y eligió otro camino. Descubrimos así la cara menos amable de un campeón único, la desagradable, la hostil, la barriobajera, la cínica… Sabíamos que su hambre de triunfo carecía de límites, pero ver que era capaz de llegar tan lejos defraudó incluso a sus incondicionales. Para mí ha sido la otra gran noticia del año; mientras Lorenzo refrendaba su talento, Valentino decepcionaba con la pésima gestión de su ambición en el ocaso de su carrera. Y es que jamás olvidaremos sus éxitos, pero desde la campaña de este año tampoco su mal perder…