Cinco reflexiones de Scariolo

Si hay una persona que haya conocido, y padecido, las peleas internas del baloncesto, esa es Sergio Scariolo. Entrenador desde 1990 con el Pesaro, vivió las dos Copas de Europa simultáneas que se jugaron en el año 2000, la Suproliga y la Euroliga, y la dualidad entrenador de club y seleccionador, cuando compaginó su trabajo en Moscú y Milán con el que tenía al frente de la Selección Española. Ahora sólo se debe a ella y se ha convertido en observador de la lucha de poderes entre la FIBA y los clubes. Por su relación deportiva y contractual con la Selección, se debe a la FIBA, mas no se decanta por ella, sino por la necesidad de que ambas partes lleguen a un acuerdo, según le dice a Raquel González en la entrevista que le ha realizado.

Sus reflexiones son certeras y sensatas. Reflexiones que el baloncesto debería comenzar por ellas para bien de este deporte. Se podrían resumir en cinco. Primera: el baloncesto no está tan sobrado como para meterse en guerras que dejan cadáveres. Segunda: la estabilidad del baloncesto no será posible sin diálogo ni acuerdos. Tercera: falta entendimiento y equilibrio en el calendario. Cuarta: una liga cuyos mejores equipos no puedan competir en Europa queda devaluada. Quinta: si las selecciones son los equipos que más aficionados arrastran, hay que darlas sitio. A partir de estas premisas podrá levantarse el futuro del baloncesto. Tan difícil no podrá ser porque ¿quién no está de acuerdo con ellas? Scariolo ha sentado las bases del diálogo.