Sobre Benítez, Zidane y los jugadores

Eran los mismos futbolistas, más o menos, pero jugaron de otra forma. Eso refuerza para algunos la idea de que ‘querían cargarse al entrenador’. Ocurre a veces: un equipo juega mal y reacciona vibrantemente al cambio de entrenador. No pasa siempre, aunque sí con alguna frecuencia, tanta que tiempo atrás fue de mucho uso la expresión ‘a entrenador nuevo, victoria segura’, hoy caída en desuso justamente por su exceso de uso. Entiendo que hoy muchos piensen que los jugadores del Madrid ‘iban a por Benítez’. Pero yo no lo veo así. El efecto puede hacerlo pensar, pero hay otro análisis.

Benítez era un entrenador atosigante, con el que los jugadores salían con demasiado bombardeo en la cabeza. Además, no era del todo justo en sus decisiones, algunas de las cuales le desautorizaban a sí mismo. Al irse él, simplemente se ha producido en la plantilla una liberación, una especie de contagio de optimismo, al que se unió, seguro, el afán de proporcionarle un buen estreno a Zidane, un hombre admirado y querido por todos ellos. Su regreso les emparentaba, además, con el ambiente de hace dos temporadas, cuando trabajó con todos ellos como segundo de Ancelotti.

La atmósfera fue otra, pero no porque existiera una malevolencia previa contra Benítez, sino por liberación. Un grupo de jugadores así no necesita un cúmulo de instrucciones sobre nutrición, sobre táctica o sobre técnica. Le basta con un marco de sencilla formulación dentro del cual puedan encajar sus mejores condiciones. Llevar futbolistas de alto nivel es un arte especial. No es raro que las dos únicas Champions de Florentino en sus trece años hayan llegado de la mano de Del Bosque y Ancelloti. Lo ha probado todo, pero lo que le ha resultado es eso. La esperanza de todos es que Zidane esté en esa línea.