Se apagó la voz del Pitoniso

Ricardo Pastor, el legendario Pitoniso Pito que animó mis primeros años de apasionado culé, se hizo acompañar hasta el final de sus días (murió a los 91 años este sábado y será enterrado hoy, en Barcelona) por sus amigos de siempre, con los que jugaba al dominó. Como ya él no podía desplazarse hasta el bar donde se juntaban, me contaba anteayer Santi Giménez, les pagaba el taxi para que se acercaran a su casa. Cuando nosotros escuchamos por primera vez, en la radio, cuando lo leíamos en el Dicen y en el Lean; esa voz y esos dibujos y esos pronósticos suyos (que siguió haciendo durante 36 años en El Periódico) fueron la alegría y el bautismo culé de quien suscribe, un adolescente isleño.

Él, como contaba ayer Emilio Pérez de Rozas en su periódico, era perico y madridista, pero eso no traslucía; si eso hubiera ocurrido seguramente yo me hubiera hecho de sus equipos, pues era un hombre dotado para la conversación amistosa, para la charla propia de quien domina el arte de hablar para entender al otro, para seducirlo. Yo hubiera ido a jugar al dominó a casa de Ricardo Pastor como aquellos amigos a los que él les pagaba el taxi para hacer alegres y amistosos esos últimos días de su vida.