De aquel dedo de Mou a este pie de Pau

Se vio una pancarta muy fea en Cornellà: ‘Pau, tu pie nos marca el camino’. Plagio o reflejo tardío de aquella igualmente ominosa que vimos en el Bernabéu: ‘Mou, tu dedo nos señala el camino’. Pancartas grandes, de bastantes metros, que no se pueden introducir ni colocar sin la complicidad del club. Como otra que se vio ayer: Shakira es de todos’, de sucia intención ofensiva a la mujer de Piqué. El fútbol nos da momentos mágicos y bellos, pero de cuando en cuando se enfanga con pequeñas miserias, o no tan pequeñas. Cimas heroicas, fondos miserables. Todo eso abarca el fútbol.

Este triple choque entre el Espanyol y el Barça (Liga-Copa-Copa) ha dejado unos cuantos malos ejemplos a evitar. El Espanyol se sintió mal tras el primer partido, cuando entendió que su mérito de arrancarle un empate al Barça fue rebajado por el discurso oficial (lo que Collet llamó el ‘nacionalbarcelonismo’) a mero fruto de un juego violento indebidamente permitido por un mal árbitro. Los dos partidos que han seguido a aquel, los de la Copa, han desencadenado escenas feas, sobre el campo o fuera de él. El despecho del Espanyol (Pau, Caicedo...) y la soberbia del Barça (Luis Suárez, Piqué...).

Disculpo mejor lo que pasa entre las rayas de cal que lo de fuera de ellas. En el campo se corre, se choca, se reciben golpes, la tensión es grande, las pulsaciones están al máximo. Son entendibles los extravíos. Y, por cierto, los más nobles rectifican de inmediato cuando caen en uno de ellos, o directamente no caen. Visto con perspectiva, los que se lían en las broncas suelen ser siempre los mismos. Pero peor me saben esas cosas fuera del campo, declaraciones sin tino, pancartas elaboradas en frío y exhibidas con complicidad institucional. Todo eso sobra. Ni pie de Pau ni dedo de Mou. Saber ganar y saber perder.