El Depor arranca la segunda vuelta en un lugar que ni soñaba a principio de temporada: a doce puntos del descenso y a tres de Europa. Su primera vuelta ha sido notable, pero el inicio de 2016 no tanto. A la injusta derrota ante el Villarreal (1-2), con Borbalán de por medio, le siguió la bofetada en el Bernabéu (5-0) y este martes llegó el puñetazo del Mirandés (0-3). El bache es más profundo, porque mirando por el retrovisor se observa que los coruñeses sólo han ganado entre Liga y Copa un partido de los últimos nueve. Con lo que ha remado este equipo hablar de crisis es una barbaridad, pero sí es cierto que necesita cortar esta dinámica cuanto antes para no estropear lo logrado.

Anoeta es la primera estación y sería bueno subirse ya al tren. No tanto por la urgencia de los tres puntos, que no la hay, sino por recuperar la identidad perdida en los últimos partidos. El escenario es además muy simbólico para Víctor. En este estadio comenzó la pasada temporada su andadura con el Deportivo, que arrancó con un meritorio empate (2-2). También en San Sebastián vivió su primera gran alegría en los banquillos, al salvarse cuando era segundo de Míchel con el Getafe en la última jornada de la temporada 10-11. Sería importante, porque su renovación espera sobre la mesa de Tino y firmarla tras cuatro derrotas sería algo feo.