En manos del otro gran maestro del Real Madrid

Está muy bien, y es muy justo, que el madridismo esté feliz con la presencia en el banquillo del primer equipo se siente ahora Zinedine Zidane. Como ya es un hecho que el otro gran maestro del fútbol blanco (y de todos los colores, sin duda) ha asumido el cargo, con redoblado éxito, no resulta pertinente, ni delicado, ir hacia atrás en el tiempo rebuscando dimes y diretes de lo que sucedió con su antecesor en el cuerpo técnico del equipo blanco. Está ahí Zidane, un símbolo mayor del fútbol. Enhorabuena a los madridistas.

Este jueves publicó Borja Hermoso en El País, en una crónica sobre la gran muestra de arte francés que ahora empieza en España una fotografía excepcional de Philippe Bordas. En ella se ve a Zidane junto a Alfredo Di Stéfano. El viejo maestro está sentado, con su bastón, su cara alegre de siempre, guardando sin duda resquemores e ironías que lanzaba como dentelladas, y a su lado aparecía un Zidane ya maduro, pensativo pero muy pendiente de la cámara ilustre de Bordas. La fotografía fue tomada por este importante artista francés para una serie que ahora se expondrá en el Instituto Francés de Madrid y que incluye, exclusivamente, fotos del actual entrenador del Real Madrid.

Ese retrato doble es un símbolo, como lo son los dos personajes que comparten ese estrellato gráfico. Los dos le dieron gloria y serenidad al fútbol; ambos fueron, en el terreno de juego, estrellas indudables de un firmamento en el que nadie les puede disputar la gloria. Las carreras de los dos fueron plenas; en el caso de Di Stéfano, no terminó como él hubiera querido, pero el Madrid lo rescató luego, como quizá algún día rescate a Raúl o a Iker Casillas, que sucumbieron como antorchas del Real antes de que el tiempo los rindiera. A Zidane le fue mejor, sin duda, y no porque él tuviera méritos que no tuvieran los otros, sino porque la vida es así.

Lo cierto es que a Zidane le entregaron una ayudantía que le sirvió muchísimo para aprender que en el fútbol, si se dirige desde el banquillo, es mejor la sencillez que la bronca, la diversión que el control milimétrico de cada una de las cenas o de cada uno de los almuerzos de los jugadores. Ancelotti fue un ancla muy importante para el desarrollo del gusto de Zidane por enseñar, y se ha dispuesto a hacer jugar con orgullo y aire a sus jugadores.

Ancelotti está en la historia, como Di Stéfano, pero sin duda estas dos influencias, una en la realidad reciente, y otra en el ejemplo de los videos, son esenciales ahora para entender por qué Zidane ha decidido entrar diciendo que quiere que los futbolistas, todos los futbolistas, se diviertan. Aunque él sea un tipo tan serio y circunspecto como aparece en esa fotografía con el otro maestro y con todo el mundo.