El madridista que celebra los goles de Munir y el espejo de Rossi

Un madridista celebra los goles de Munir

Munir ha conseguido lo que parecía imposible. Un seguidor incondicional del Real Madrid se alegra de los goles que él marca con el Barcelona. Se trata de Borja Acha, hoy futbolista del Rayo Majadahonda. Es el gran amigo del joven delantero azulgrana. Forjaron esa camaradería en la cantera del equipo majariego formando una dupla letal en la delantera. Acha no olvida el día que se conocieron. “Me acuerdo de que vino a la prueba con unas medias amarillas, muy 'cantosas'. Hizo tres golazos y nos dejó a todos 'flipados'. No tuvimos dudas de que le iban a fichar. Al principio pensé que me iba a dejar en el banquillo, pero menos mal que el entrenador decidió jugar con dos delanteros”, rememoraba en una entrevista con Mundo Deportivo. La distancia no ha repercutido negativamente en el vínculo que tienen. Hablan casi todas las semanas y se ven siempre que pueden. “Soy del Madrid, pero celebro los tantos de Munir como un loco”, reconoce Acha. Un madridista de cuna que vive con pasión los goles de un futbolista del Barça.

Cuando Fabián desmontó al Sevilla

La llegada de Merino ha cambiado la cara al Betis. El técnico verdiblanco ha sacado del ostracismo a futbolistas como Kadir y ha arriesgado (o no tanto) con Fabián. Ya le hizo debutar el curso pasado en Segunda y ahora ha vuelto a confiar en él. El zurdo de Los Palacios brilló ante el Villarreal y contra el Real Madrid demostró una personalidad extraordinaria. Siempre fue un futbolista de talento. Cuentan que en edad alevín ganó él solo al Sevilla en la final de la Copa Andalucía. Los que acudieron a Mairena del Alcor quedaron prendados del juego de ese centrocampista menudo. La afición bética empieza a vislumbrar en él a un nuevo ídolo. La ovación que se llevó contra el equipo de Zidane fue atronadora. Por cierto, se fue tocado. Que no sea nada. El Betis necesita buenas noticias.

El viaje en autobús de Caicedo

Felipe Caicedo nació en Guasmo, un barrio muy humilde de Guayaquil. De familia con pocos recursos, creció con la misión continua de proteger a sus cinco hermanas. No fue una infancia sencilla. Su padre siempre quiso que fuera futbolista, mientras que su madre le insistía con los estudios. Con nueve años, tomó hasta tres autobuses junto a varios amigos y se fue a las instalaciones del club de Rocafuerte para probar suerte. “De los cinco que fuimos, sólo me quedé yo”, recuerda Felipao. Triunfó en el fútbol y en la vida (habla cuatro idiomas, es licenciado en Informática y tiene la ambición de llegar al Gobierno de Ecuador). Para “recordar el pasado” luce una lágrima tatuada debajo de su ojo izquierdo. El presente es esperanzador. Tiene una oferta astronómica del fútbol chino, pero el Espanyol desea que siga. De su elección depende.

El ‘agente’ Ndi

Dani Ndi (20 años) se estrenó ante la Real Sociedad como goleador en Primera División. Resultaba ilusorio pensar que acabaría triunfando en el Sporting. El año pasado, cuando el equipo rojiblanco militaba en Segunda, desapareció tres semanas tras jugar un partido con Camerún en Tailandia. La espantada, provocada por los malos consejos del que entonces era su agente Olivier Noah, le había colocado en la rampa de salida. Abelardo quedó decepcionado por sus actos de indisciplina. El técnico había sido su principal defensor y el impulsor de su ascenso al primer equipo. Ndi rectificó a tiempo. En noviembre se anunció su renovación hasta 2018 con el club de El Molinón. "Doy las gracias a Abelardo. Gracias a él la gente me conoce. Pido perdón a todos", dijo. Ya no hay rastro de Olivier Noah en su vida profesional. “Mi mejor agente soy yo y Dios. Nadie más”. Palabra de Ndi.

Vuelve Giuseppe Rossi, otro niño del Milán de Sacchi

Ha sido la noticia de la semana en la Liga. El delantero regresa al fútbol español en una operación, a priori, redonda del Levante. Pepito impresionó durante cinco temporadas en el Villarreal (de 2007 a 2012). Habilidoso, rápido y letal con una calidad técnica notable. Su inspiración fue aquel Milán de Sacchi, cuya impronta en el fútbol es indeleble. Hijo de emigrantes italianos, nació en Estados Unidos donde vivió sus primeros años. Cada domingo, a causa del cambio horario, madrugaba a las 9:00 horas para ver junto a su padre al Milán. No paraba de analizar los movimientos de Van Basten y Gullit. El espejo en el que se miró.

Trashorras aprendió de Rivaldo y Beckham

El Rayo noqueó al Celta y Trashorras tuvo mucha culpa de ello. El mediocentro tiene un guante en su pierna derecha. Tito y Jozabez aprovecharon dos lanzamientos suyos de estrategia para escapar del aliento celtiña. Con esos dos pases de gol, Trashorras es el jugador que más asistencias a balón parado ha logrado en Liga esta temporada. Es un verdadero especialista. Cuenta que tuvo la suerte (bien ganada) de pasar por las canteras del Barcelona y del Real Madrid en las que pudo fijarse en futbolistas de la talla de Rivaldo o Beckham. “Después de entrenar con el filial del Madrid, me quedaba a ver los lanzamientos de falta de Beckham después de cada sesión. Era una delicia”, explica el de Rábade.

El otro grande de Urduliz

En Urduliz, municipio situado en el valle del río Butrón, disfrutan con los éxitos de Sabin Merino. Seguro que fue así con su gol al Eibar. El chico del Athletic vino al mundo en esta pequeña localidad que ya había visto a un ciudadano suyo ganarse a la grada de San Mamés. Luis 'Volea' Uribe (padre del mítico Ignacio Uribe) ganó dos Ligas y tres Copas con el Athletic de Mister Pentland en la década de los años 30. Se fue a estudiar a Madrid y llegó a jugar con Santiago Bernabéu. El Athletic le recuperó al volver a Bilbao y se erigió en el comodín de aquel equipo glorioso. Sabin Merino también apunta alto.

Cristóforo supera el ‘mal’ Podestá

“He llorado mucho”, admitía esta misma semana Cristóforo ante los compañeros de Estadio Deportivo. El centrocampista uruguayo ha superado dos lesiones en su rodilla izquierda que le han tenido casi dos campañas fuera de los terrenos de juego. Ahora es la sonrisa del Sevilla. En el Pizjuán se temían que sucediese con él lo mismo que ocurrió con el gran Inti Podestá. El también charrúa, recordado en el conjunto hispalense por el gol que dio el ascenso matemático a Primera en junio de 2001, se vio obligado a retirarse en la temporada 2003-04 tras una lesión eterna en su rodilla derecha. Cristóforo ha cambiado su destino y sueña con vestir la celeste en la próxima Copa América. “Se parece a mí, pero en bueno”, señalaba Podestá de él cuando fichó procedente de Peñarol. Toca demostrarlo.

Zahibo, ¿el próximo Anglomá?

Es la apuesta novedosa de Neville en los últimos partidos. Zahibo, titular indiscutible en la Copa, también estuvo entre los once elegidos por el técnico inglés en Riazor. No tuvo un buen partido, como todo el Valencia. El futbolista francés de origen costamarfileño se trasladó de niño junto a sus padres a Guadalupe, archipiélago de Las Antillas del que era Jocelyn Anglomá. El mítico lateral derecho valencianista era el ídolo de todos los jóvenes de este lugar del Mar del Caribe. También de Zahibo, amigo del hijo de Jocelyn. En este momento todavía anda muy lejos de poder acercarse al rendimiento que ofreció Angloma en Mestalla. Seguir sus pasos es el objetivo.

La espina de Fran Rico

Fran Rico es el orgullo de Portonovo (en la ría de Pontevedra). El mediocentro del Granada salvó al equipo de su localidad en 2011 con su traspaso del Real Madrid Castilla al conjunto nazarí. El Portonovo S.D. recibió 30.000 euros por derechos de formación y pudo cerrar el presupuesto de aquella temporada. Gallego de pro, era el ojito derecho de Toril en el Castilla. Le consideraba el metrónomo del centro del campo. Nunca tuvo la fortuna de debutar con el primer equipo. Al poco de aterrizar en el filial madridista se rompió el ligamento cruzado. “Ese año se lesionan, a la vez, Sneijder, Guti y Lass. Hubo varios jugadores del filial, los que actuaban en mi posición, que debutaron en esa temporada. Esa es la espinita que me queda”, dice siempre Rico. Una vez recuperado se confirmó como el líder del conjunto de Toril. “Era el mejor del equipo”, decían sus compañeros del Castilla. No debutar con los mayores se le quedó clavado.