La gran victoria del Villarreal

Emocionarse tan temprano a veces es bueno, sobre todo por un motivo así. Empiezas el día con ganas de pelearlo y agradeciendo a la vida por tus privilegios, por hacer lo que amas. Y agradeces a la vida tu salud. A mí me pasó el domingo por la mañana al leer en AS el reportaje Villarreal: escuela de valores. Me emocioné al enterarme de la maravillosa iniciativa de Llaneza y los suyos. Y me parece acertadísimo el momento en que lo inician, desde la base. Nada mejor que sembrar esa semilla en sus comienzos, en un fútbol donde la globalización confunde los valores, con niños perdiendo el hambre a sabiendas que si no juegan en un equipo algunos representantes les dicen que no se preocupen y les prometen que los llevan a otro club. En otros casos, esos aprendices de futbolistas son la cabeza visible de la familia desde una edad temprana, con lo que una presión así conlleva a un crío. Con las marcas peleándose por ellos también desde niños, se dan una mezcla de circunstancias que les obligan a vivir en una burbuja, en una burbuja de comodidad y de caprichos que te aleja de la realidad. Algo que no se debe reprochar a unos críos que no olvidemos están en fase de madurar. Por ello el programa Endavant Igualtat del Villarreal es maravilloso y desde aquí invito a todos los equipos que intenten al menos dar a sus canteranos la oportunidad de sacarse la matrícula de honor en valores.

Esa sensación que tuve yo una vez cuando con 27 me lesioné y aquella lesión me llevó a la retirada con 29 años. Antes de la operación de los dos tobillos que me obligó a estar dos meses en silla de ruedas, el Padre Daniel me llevó al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo. Aquello fue una gran cura de humildad, un toque de atención a mis posibles lamentaciones. En aquellos dos años peleando por recuperarme de la lesión tuve la oportunidad de salir de la burbuja, de vivir la realidad de la vida, de ver los sufrimientos, los esfuerzos que hacían las familias por seguir a sus colores, a apreciar el toque en la espalda por ese gol marcado. Descubrí la vida real fuera de la burbuja donde ya no estaba el Carlos Peña que te solucionaba todo. Aquello que viví me hizo reflexionar y pensar que era una pena que estando en activo no puedas palpar esto y vivas aislado, siendo un privilegiado, de los sentimientos de la gente. Felicito a la familia del Villarreal por su gran acierto al poner a disposición de sus canteranos la posibilidad de instalar unos valores desde pequeños. Esto supone asegurarse siempre la victoria, ya sea como jugador o como persona. Es un gran triunfo del Villarreal.