Neville se juega su crédito

Hace cuatro temporadas que el Valencia no se deja ver por unas semifinales de Copa. Quizás no parezca éste el mejor año para ello, si bien, peor pinta tenía aquel en el que estaba Ronald Koeman en el banquillo y, curiosamente, fue entonces (2008) cuando levantó el último de sus siete títulos coperos. Su último título a secas. El Valencia, esta noche, más que ilusión (que también) tiene obligación y necesidad. Todo lo que no sea regresar del Gran Canaria con su bola en el sorteo se verá por Mestalla como un fracaso. Uno más.

Gary Neville, 52 días después de su primer día de entrenador, no ha convencido a los escépticos que había cuando Lim tiró de agenda. Al contrario. Hasta el momento sólo les ha dado argumentos. A Neville no se le pueden achacar los verdaderos males de este Valencia. Cuando se confeccionó la plantilla él no estaba. Pero nadie le pidió hacer una operación a corazón abierto en un establo. Sólo que hiciera un torniquete en una guardería. Me consta que el inglés quisiera prolongar su máster por Mestalla más allá de junio. Ojalá. Pero para ello, además de recomendación, necesita sacar algo de nota. Al menos aprobar una.