España, a la final del Campeonato de Europa de balonmano. Con un equipo formado con jugadores reclutados de Francia, Alemania, Hungría, Polonia, Macedonia y Qatar. De España también hay jugadores. Cinco. Todos del Barcelona. Es el único club que, gracias al dinero del fútbol, soportó la crisis que se llevó a muchos de nuestros mejores jugadores allende las fronteras. Cuando tienen oportunidad de reunirse, como en este campeonato, se vuelven temibles. Jugar juntos les da una fuerza especial. Hablan el mismo idioma, tienen los mismos sentimientos, han compartido penas y alegrías, son, en una palabra, un equipo. Desde hace tres años se hacen llamar los Hispanos, y no dejan pasar ocasión de disputar las medallas.

Lo de los Hispanos nació ante la celebración del Mundial 2013 que se jugó en España. La Selección venía de sufrir una decepción en los Juegos de Londres —eliminada en octavos por Francia— y quiso hacer borrón y cuenta nueva. La cosa salió bien: campeones del mundo en 2013, bronce en el Europeo de 2014 y en el Mundial 2015, Polonia nos apeó del bronce por un solo gol. Ahora, en 2016, los Hispanos tienen asegurada una nueva medalla, y quién sabe si algo más. Croacia era rival a tener en cuenta y, pese a ello, no hubo grandes problemas para ganar. La cohesión del grupo permitió no salirse del partido en ningún momento y mantener la intensidad. Así, difícil perder. Los Hispanos son mucho equipo. Mañana, la gran final.