Se busca entrenador y vergüenza

Señor Pitarch, haga las llamadas que tenga que hacer a Singapur, pero busque ya un entrenador para el Valencia. Uno hecho. Ah, y mande calentar a Voro, porque o cambia la cosa o el domingo a la vuelta de Sevilla van a necesitar que vuelva a sentarse en el banquillo contra el Barcelona. Gary Neville no es el culpable de todos los males del Valencia. Son demasiadas pifias juntas como para encalomárselas al último que pasó por ahí. Pero el proyecto de Peter Lim debe reinventarse de cero y el inglés no puede continuar más con sus prácticas en Mestalla.

No es porque el Barcelona le golease en el Camp Nou. Eso era algo que hasta entraba en la lógica. Lo realmente lamentable y preocupante fue que lo menos triste del ridículo hecho por los blanquinegros fue el resultado. Y ya es decir. Fueron siete como pudieron ser diez o más. El baile de los azulgrana fue de última canción de fiesta de fin de curso. Unos estaban como adolescentes desmelenados gozando con la música mientras a los blanquinegros se les caía la baba viéndoles moverse. El Valencia dio pena. Por suerte para Lim el partido acabó cuando en Singapur eran las seis de la mañana. A él la noche se le hizo más corta que al resto de miles de valencianistas.