Sandoval se ha hinchado a estudiar vídeos del Madrid. Como es su costumbre, lo quiere saber todo sobre el rival. Y hace bien, naturalmente. Ha visto que Carvajal anda mejor que nunca, que Marcelo es un extremo, que la medular debe tapar a Modric, que no pueden dejar campo a James... Y que Cristiano ha renacido en su entusiasmo con Zidane. ¿Cómo pueden parar Miguel Lopes, Rubén Pérez y el central Lombán las embestidas del crack blanco? Ahí está la cuestión: mucha táctica, mucha tensión y mucho sacrificio.

Parar a Cristiano debe ser una pesadilla para un entrenador. No hay fórmula clara: imposible ir al hombre, difícil seguirle en zona y complicado ganarle en velocidad de reacción. Quizás la única manera para el Granada sea sacarle del partido, aburrirle, ganarle las primeras tres acciones, desquiciarle. Y no será fácil porque el portugués es hoy un jugador entregado a la causa, participativo, que hasta cede el lanzamiento de faltas que le vendrían a medida. Está fresco sin las órdenes de Benítez, desatado, en tensión continua y, sobre todo, feliz. Sandoval intentará tender una red a la ‘bestia’ blanca, pero algún zarpazo va a dar.