Hoy hace 40 años que Walter Szczerbiak, jugador del Madrid a quien se conocía por su nombre debido a lo impronunciable de su apellido, anotó 65 puntos. Fue ante el Breogán en la mañana del 8 de febrero de 1976. Una anotación difícil de imaginar en estos tiempos debido a las rotaciones. Al menos en nuestro baloncesto. En la ACB, en cuanto un jugador anota 15 puntos en un cuarto, lo cual le podría acercar al récord de Walter, le quitan. Las exhibiciones personales parecen estar prohibidas en beneficio de la gestión del grupo. Walter metió ese día 65 puntos —¡y no había triples!— porque se picó, y porque Lolo Sainz, entrenador del Madrid en aquellos tiempos, se lo permitió al no cambiarle. Lo hace y se arma la marimorena.

Walter era un anotador exterior nato. Había llegado para sustituir a Emiliano, y en poco tiempo superó sus cifras. En su primera temporada metió 47 puntos, ¡al Barcelona!, y en la segunda alcanzó los 53. El récord llegó cuando se puso en duda la efectividad de Walter en los partidos matutinos, después de que una mañana sólo anotara 6 puntos. Llegó el Breogán a la siguiente jornada y Walter dejó las cosas claras: ¡65 puntos! No fue el único que anotó. El Madrid ganó 140-48. A partir de entonces, el Pabellón de la Ciudad Deportiva comenzó a quedarse pequeño y hubo que ampliarlo. Es la importancia que tiene el dar espectáculo. El día que los entrenadores devuelvan el baloncesto al público, verán qué rápido suben las audiencias.