Trampantojo en Valencia

El que vea el resultado e ignore el partido pensará en una especie de siesta matutina en la que el grande se divirtió frente al chico acorralado. El resultado es un trampantojo. Ahora casi todo es un trampantojo, nada es lo que parece. Pero el fútbol es una realidad sobresaltada: el Barça sufrió, como si estuviera al nivel del Levante en el presupuesto. Messi dormitó hasta cuando no bostezaba, quizá por el influjo del fracaso (del árbitro) en un gol que debió haberle dado ventaja al Barça.

Y el resto del equipo, excepto Piqué y Neymar, que salvaron en un caso el partido y en el otro la dignidad, anduvo como si estuviera celebrando aún los efectos del afterhours. Menos mal que el que hubiera estado perjudicado por eso, el brasileño Neymar, le dio al equipo cierta vitalidad, ausentes Messi y desvaído Suárez. Éste hizo el gol último; convirtió en trampantojo un partido en el que el Barcelona sufrió como un adolescente en el primer noviazgo.