Messi cambió su gol 300 por un lujazo

Igual que hay un ‘penalti de Panenka’, hay un ‘penalti de Cruyff’, menos citado y recordado por menos repetido. Ayer lo volvimos a ver, aunque con una variante: en el caso de Cruyff, fue él mismo quien, tras ceder a la izquierda a Olsen, marcó a devolución de este. La versión de ayer fue modificada: marcó el receptor, Luis Suárez. No sé si la intención era esa o bien si Luis Suárez vio que Sergio se olía una devolución a Messi y descuidó el palo. En todo caso fue un lujo, un lujo extra en un partido lleno de ellos. La guinda de una noche que ensalzó la belleza del fútbol y la eficacia del tridente culé.

Un lujo emparentado con la tradición del club, además. Porque aunque para cuando marcó ese gol ya estaba de vuelta en el Ajax (fue en el 82), Cruyff forma parte del alma del barcelonismo. Me descubre Agustín Martín que existía un precedente anterior a Cruyff, del belga Coppens, en un Bélgica-Islandia (8-3) clasificatorio para elMundial 58. Coppens hizo lo que Cruyff: marcó tras apoyarse en un compañero. En As.com lo tienen. Quizá Cruyff hubiera oído hablar de aquello, quizá improvisó, quién sabe. También existe algún intento fallido, particularmente uno entre Henry y Pires, en el Arsenal.

En todo caso, es bonito convertir el penalti, que de suyo tiende a ser un golpe de matarife, en algo artístico, sea al modo Panenka o al modo Coppens-Cruyff. Y no vean burla. En ambos casos se arriesga mucho en caso de fallo, porque entonces el atrevimiento se convierte en ridiculez. Luis Suárez pisaba la raya, eso se puede aducir, pero no el intento bien coronado de ofrecer un golpe de magia más en un partido cargado de ellos. Messi se dejó ahí su gol 300, pero acerca más a Luis Suárez al Pichichi. Con el uruguayo y con Neymar en su órbita ha creado un microcosmos que no para de producir goles y belleza.