El derbi desbravado

¿Quién se juega más? El Madrid, sin duda, aunque tampoco mucho. Habiendo perdido las esperanzas en la Liga, la reválida del efecto Zidane se concentrará en Champions. El campeonato doméstico va a quedar para los blancos como una romería de partidos sin brillo que a más de una estrella ni les apetece jugar. Eso sí, a nadie le gusta que el vecino te sobe los morros en casa, así que cuidadito con el Bernabéu que puede tomarla con el palco y con los jugadores. El Atlético, tras el resbalón ante el PSV, tiene que concentrar todo su fútbol, que no es mucho, en el partido de vuelta. En esa eliminatoria se juega la temporada. Para los colchoneros el derbi es un partido más. Sólo escocería una goleada en contra y no tiene pinta de que ninguno esté para eso.

¿Quién está peor? Los dos llegan en un mal momento y con dudas, pero los del Atleti saben mejor a qué juegan, a no encajar gol. El problema es que el plan de Simeone ha sido tan asumido e interiorizado por sus cholitos que parece que se les ha olvidado lo de atacar. Sin las apariciones libertarias de Griezmann, las ofensivas colchoneras son espesas, pastosas y se atascan. Da la impresión de que el equipo no sabe qué hacer, no tiene un guía para llevar el ataque. Si a eso le añadimos que ninguno de sus posibles goleadores está fino, el Atleti se convierte en un buen equipo sin dientes, sin peligro. El Madrid es el caso contrario: tiene mucho más gol, le cuesta menos llegar, pero no sabe a qué juega. ¿Cuál es el plan? No está claro si unas veces quieren presionar arriba para recuperar pronto la pelota o esperar agrupados y salir a la contra. Cuando tienen enfrente un equipo bien organizado y plantado en el campo, como el Málaga, se ven completamente superados. Saliendo a intentar jugar bien y nada más, no es suficiente.

El físico. En las semanas que no tuvieron Copa, los dos equipos trabajaron mucho el estado físico. Los blancos con el nuevo método Zizou y los colchoneros con el Profe Ortega elevaron la carga de trabajo pensando en llegar con mucha gasolina a la recta final. Puede que por eso se vea a muchos jugadores de los dos equipos algo lentos, sin frescura ni chispa. Dicen, los que entienden, que ese efecto empezará a desaparecer pronto y veremos a la gente más ligera y rápida.

Certezas y dudas. Oblak y Keylor, los mejores. El esloveno es una muralla, un seguro por arriba y por abajo que echa el candado definitivo a la portería rojiblanca. Navas está rapidísimo de reflejos, adelantándose a los delanteros y tapando metros de portería, ha salvado muchos partidos los estropicios de su defensa. Ramos está en uno de sus peores momentos, despistado unas veces, sobrado otras, la excusa de la lesión del hombro empieza a hacerse larga. Torres, superado tras meses de mal fario el festejado gol cien, necesita ofrecer regularidad para convencer de veras. Kroos, ¿qué hace Kroos?