Viva Vallekas, viva Messi

Es notable la alegría en el fútbol, y lo mejor es no perderla. Al Rayo lo distingue, en esta época de Jémez, la alegría de jugar; no se rinde jamás en el terreno estético, y busca la belleza, o la dignidad de la belleza del fútbol, aunque esté perdiendo por goleada. Por eso la afición ama al equipo, por su juego y por la historia de su resistencia. Anoche, ante un Barça que otros llamarían imperial y que quizá es tan solo el equipo de Messi, que no es poco, el Rayo Vallecano sufrió las acometidas de una delantera singular, quizá irrepetible, pero dignificó su presencia en el campo jugando a no perder la compostura.

Aún así, a pesar de que la resistencia era noble y muy digna, perdió dos jugadores en sendos lances arbitrales que discutió el público, pero que el árbitro sopesó sin dudar. Esos accidentes del juego, incluidas las expulsiones de Diego Llorente e Iturra, no le quitaron al partido una alegría futbolística que parece venir del aire de Vallecas, de la manera de concebir la pasión por el fútbol de esta afición que, en el colmo de la dignidad, exhibió esos carteles de apoyo al equipo cuando éste ya se había rendido a la evidencia. Messi ganó, es el que marca la diferencia en el fútbol actual, y ante él el Rayo tuvo anoche muy poco que hacer, y mucho hizo.