Casemiro titularísimo

En un Madrid pobre en lo futbolístico y hundido en lo anímico, la presencia de Casemiro como sostén en el centro del campo se ha hecho imprescindible. Sin hacer su mejor partido, al menos tuvo la actitud y el trabajo que le faltaron a muchos de sus compañeros en el terreno de juego. Su inesperado gol fue el premio a un tipo que ha sido paciente para esperar su oportunidad y se ha aferrado a ella con ambición y personalidad. El brasileño ha sido un buen suplente que no se ha abandonado ni ha torcido el morro cuando el entrenador ha sido injusto con él.

Su actitud intachable tiene que servir de ejemplo en un vestuario con demasiada soberbia y futbolistas malencarados que aceptan mal algunas decisiones del entrenador de turno. Bien haría, por ejemplo, Isco en quejarse menos, currar más y mirarse en el espejo de Casemiro para evitar espectáculos tan lamentables como el que ofreció ayer cuando Zidane le sustituyó.