Aduriz-Morata: con dos delanteros se intimida distinto

En los 90 se perfeccionó la defensa de tres centrales con dos carrileros como el mejor antídoto al avance revolucionario con el que el Milan de Sacchi ganó y creó escuela: la defensa zonal y las dos líneas de cuatro perfectamente coordinadas. Incluso Del Bosque tiró del recurso del 5-3-2, apurado por las dudas de juego, y conquistó así la octava Champions del Real Madrid.

Luego, la defensa de cuatro en línea ganó la batalla de la popularidad hasta que un puñado reducido de técnicos han devuelto perfeccionada la idea de tres centrales. Uno de ellos fue Conte en la Juve y ahora en su Italia. Otro fue Sampaoli en Chile, como dieron buena cuenta los jugadores españoles en Brasil, cuatro días después de que Van Gaal les hubiera sorprendido, primero, y humillado, después, formando una defensa de tres con dos carrileros. La campeona de 2010 acabó ambos partidos impotente, lanzando puñetazos al aire.

Aquellos fantasmas volvieron en Udine. Mientras Italia mantuvo el respeto por los dos arietes, la Roja estuvo cómoda, pero a los pocos minutos, el repliegue de Morata en banda izquierda, al estilo del Villa ‘pre-falso 9’, soltaba la melena de la línea de tres centrales. Italia creo problemas y trajo incertidumbre por esa banda, con jugadores partiendo desde una zona de nadie. La defensiva línea de cinco italianos que todos intuían en la previa se volvió una ofensiva defensa de tres al dejar de sentirse intimidada y pasar a poder intimidar. Ese es el gran avance de la evolución de este sistema, una versatilidad que provoca en el contrario una presión a trasquilones y hacen dudar a todo su entramado zonal defensivo.

En el fútbol actual, cuando te muestran respeto debes dejar claro que de verdad lo mereces. Tras el descanso, Del Bosque modificó en ese sentido y puso a Aduriz y Morata juntos en primera línea de presión, en un 4-4-2 más clásico. Ahí los tres centrales no tuvieron ya la osadía de obrar con tanto margen en la salida de balón, obligados a tomar unas referencias que ni ante Chile ni ante Holanda la Roja supo fijar. Entonces, esa apuesta extrema y ganadora por una circulación de balón excelsa se topó con su antídoto.

En esta transición post-Xavi, la opción de jugar con dos delanteros parece apropiada y más viendo el buen momento de Aduriz o Morata, y desde luego da muchas más opciones de triunfar a Costa. Se pierde en dominio de la posesión pero se gana en vértigo arriba. Aunque por encima de todo, la clave seguirá estando en meter miedo y respeto al rival, también como base de una buena defensa. Por ello, sin perder el buen trato de balón, esta España debe ser más contundente y finalizadora en partidos jugados de igual a igual. Y más ante una defensa de tres centrales.