Esperando la explosión final de Bale

Pongamos que el Madrid no tuviera ni a Cristiano ni a Bale, y le tocara salir al mercado a buscar a un galáctico. Decidirían en poco tiempo que Ronaldo no da el pego porque parece haber alcanzado su (supersónico) límite. Y tendrían seguramente una lista que incluiría a Pogba, Lewandowski y Bale. Pues resulta que el galés está en casa y, aunque a veces nos va más la caza que la granja, habría que exigirle mucho más y se puede esperar sin temor a equivocarse un nivel mayor. Me imagino que en la previsión del club blanco, cuando investigó sobre su personalidad, supo que nunca iba a aprender castellano con comodidad ni se iba a convertir de la noche a la mañana en un animal social (con una sonrisa, ha rechazado más de una vez invitaciones de los Kroos a cenar). En todo caso, estoy de acuerdo con él cuando dice que, sobre el césped, está acercándose ‘a lo español’: entiende el juego algo más de lo que lo entendía, y le queda mucho por aprender si quiere hacerlo.

Pero con lo que tiene y ha adquirido, le da para ganar partidos. Si las lesiones le respetan, incluso si no, estamos delante de uno de esos futbolistas que no marcarán una época, pero que definirán encuentros grandes. Los equipos, como dice Lillo, ganan por juego o porque sí (o sea porque tienen jugadores muy buenos). El Madrid, Zidane, entregados ambos a lo que ofrezcan los individuos más iluminados en el Día D y la Hora H, necesitan la explosión definitiva del galés. La tendrán. En algún momento. El sábado, quizá.