En el Clásico, Zidane le mojó tácticamente la oreja a Luis Enrique y ganó reconocimiento. En Alemania, en su primer partido grande de Champions se equivocó de manera inexplicable y el francés no tuvo reparos en asumir la responsabilidad. Al margen de la actitud de los jugadores, que dejó mucho que desear, Zizou no supo encontrar soluciones desde el banquillo. Penalizó gravemente al equipo con la titularidad de un Danilo que no da el nivel, dejó que Benzema trotase durante 30 minutos cojo por el campo y metió a un delantero como Jesé cuando el partido pedía a voces un centrocampista.

Decisiones poco acertadas de un técnico que hasta ahora había demostrado tener una buena lectura durante los partidos. Pero la Champions es cosa seria, cualquier error se paga caro y Zidane cometió varios y muy groseros. Al menos le honra ser lo suficientemente humilde como para reconocerlo y no echar la culpa al empedrado.