Sevilla, la reinvención permanente

Otra vez lo hizo el Sevilla. Un corazón de hierro y una moral inquebrantable para levantar un 1-0. Lo del Sevilla empieza a venirse a ver de lejos ya. Empezó bien puesto, poniéndole al Athletic las reglas del partido. Pero le sorprendió la lesión de Tremoulinas, una vía de escape en la izquierda. En su ausencia, y con Fazio como recambio, se despistó. No se sintió bien en el campo y sufrió hasta el descanso. Con el 0-0 creyó sentirse seguro. Pero algo no le convencía.

El gol de Aduriz, una desatención nada más salir del vestuario, permitió pensar que el Sevilla se podría derrumbar. Pero no sucedió. El gol de Kolo demostró atención y querencia y el de Iborra, mucha pasión. Hay ya algo intrínseco en este equipo hace una década. Seguramente tenga algo que ver con el “nunca se rinde” de su himno, pero estaría bien darle algún valor a su entrenador. Salido de la etapa de Juande, el Sevilla estuvo un lustro aceptando su caída con una candidez que llegó a deprimir a su afición. Emery, aquel técnico del que se llegó a decir que no sabía ganar eliminatorias, reseteó el interior del club. Combinó sus ganas de ganar con las que venían de serie del Sevilla con los primeros títulos. En sinceridad, ¿quién puede parar a este Sevilla en su competición?