Manifiesto a favor de que pase el Real Madrid

El Real Madrid debe pasar la eliminatoria y situarse en semifinales de la Champions League. Las razones son múltiples; hay una que lo resume todo: la razón del fútbol.

Al fútbol español le conviene un Real Madrid lleno de moral; la moral influye en el fútbol, como influye en cualquier actividad humana. Un ingeniero mustio hará peor los puentes; un escritor triste puede hacer grandes poemas, pero un escritor feliz, como Rubén Darío o Walt Whitman, te invita a vivir y a querer vivir.

El Real Madrid ha hecho remontadas muy sonadas, como la de Lisboa, sin ir más lejos, aunque ésta resulte vidriosa para mis amigos atléticos; pero mis amigos atléticos se alegraron también cuando le quitaron el cetro al Barça languideciente de Martino. La alegría es cara, y a veces cambia de acera.

De modo que ahora el Real Madrid debe recuperar la moral, arremangarse para no dejarse robar la alegría y remontar el mal resultado en campo alemán. Los automóviles arrancan cuando recargan baterías, y el equipo blanco tiene suficientes baterías, en el banquillo y en la grada, como para afrontar este contratiempo con afán y sabiduría. Depende de los futbolistas, claro, pero ya están recibiendo suficientes lecciones de pundonor por parte de los aficionados y de los críticos como para que yo reincida en ellas.

Pero, a propósito de los jugadores: creo que el mejor jugador del Madrid en este momento se sienta en el banquillo, está triste y se llama Zidane. Por Zidane estoy redactando este manifiesto; Zidane se merece el triunfo que le deben sus futbolistas. Obviamente, no le deseo todos los triunfos, pues eso implicaría una traición al Barça, que es mi equipo; pero ha habido pocos jugadores de equipos contrarios que me hayan emocionado tanto como Zidane, hasta el punto que le perdoné hace rato que nos hiciera sufrir tanto. Fue un maestro en el campo, se llevó al vestuario del Madrid, como entrenador, su concepto humorístico de sus responsabilidades y se ganó al periodismo y a la grada. Me alarma que sus futbolistas no le den toda la inteligencia que merecen la historia del Madrid y la historia de Zidane.

Para un equipo como el Madrid esta remontada no es una heroicidad, seguramente; se está planteando como tal porque el fútbol es así, las certezas se volatilizan y los aficionados queremos ganar antes de pisar el campo. Hemos padecido similares circunstancias también los aficionados de mi equipo, sufrimos las incertidumbres; desde ese pasado (que es presente en cualquier momento) animo a los madridistas a creer. Creer, creer y creer, hasta el último segundo. Ya nos veremos las caras en la final, y entonces mi manifiesto será otro, naturalmente.