Gran partido de Carvajal. No sólo consiguió frenar a Draxler, el mejor jugador de los alemanes mientras estuvo en el terreno de juego. Además, fue un puñal por la banda derecha cada vez que se sumó al ataque. Los buenos laterales son los que saben elegir los momentos en los que ser profundos y llegar a posición de asistir o, incluso, al remate. Carvajal acertó de lleno. Dio el pase del primer gol a Cristiano Ronaldo y minutos después le puso un balón de zurda que estuvo a punto de convertirse en el segundo. Pero no sólo es capaz de ganar la línea de fondo y meter buenos centros al área, tiene la capacidad también de participar en el juego colectivo, tirar paredes y meterse por dentro para darle dinamismo al ataque posicional del equipo.

Defensivamente tiene pocas grietas. Ni Draxler primero, ni Schürrle después, pudieron con él. Vive los encuentros con gran concentración y va al duelo con su par con gran agresividad, siendo muy difícil de superar en el uno contra uno. Es rápido, fuerte y tremendamente competitivo. A nivel colectivo vimos a un Real Madrid con orgullo, con casta, con fe y con el fútbol necesario para conseguir un objetivo que se presumía complicado tras el resultado que te traías de Alemania. Los madridistas necesitábamos una alegría así tras una temporada llena de sobresaltos. Ahora llegan las semifinales de la Champions. Están en el bombo del viernes con todas las opciones y con la moral por las nubes. Por fin se consumó la remontada en una noche europea.