Deschamps se ha asustado

La decepción y la rabia han invadido mi cabeza y mi corazón. Porque me parece totalmente injusto y casi ridículo que todo este culebrón sobre la participación, o no, de Karim Benzema en la Eurocopa termine así, con un comunicado de la Federación Francesa tan frío como inentendible. Hace unas semanas todo parecía resuelto después de que la jueza encargada del caso levantara la prohibición de que el madridista y Valbuena se pudieran encontrar. Había cierto optimismo porque los únicos que tenían potestad para decidir, el presidente de la Federación y el seleccionador, parecían tener muchas ganas de convocar a Karim.

Sin embargo, todo apunta a que, en los últimos días, les ha podido la presión. O mejor dicho, las presiones: políticas, mediáticas y, en consecuencia, la de la opinión pública reflejada en múltiples encuestas. Deschamps fue un líder en el campo, un jugador que no se asustaba ante nadie. Es evidente que no ha tenido ahora la misma valentía, a pesar de que sabe perfectamente que Benzema es un futbolista imprescindible para las ambiciones de Francia en su Eurocopa. Estoy triste y enfadado. Sé que dentro de unas semanas me vendré arriba pero, ahora mismo, no me apetece apoyar a mi Selección el próximo mes de junio.