Más allá de las 73 victorias y los 400 triples de Stephen Curry (“ese Curry es un jugador muy especial”, tuiteó el exjugador Barack Obama hace poco más un año, poco antes de imitar en la Casa Blanca el bailecillo anotador de Steph)... viene una gran resaca de la ola desatada por los Warriors. Y es el estilo. Es ese frenético Smallball, baloncesto de pequeños, de pequeños privilegiados, que toda la NBA cavila ahora cómo frenar... e imitar. Los técnicos y ojeadores buscan cómo defender y/o copiar lo que hacen estos Warriors. ¿Es posible alguna de las dos cosas?

Dijo el Comisionado Stern, “grandes jugadores se van, grandes jugadores vienen”. Stern decía eso cuando se fue un tal Michael Air Jordan que ahora felicita a los Golden Curry Warriors (“Enhorabuena, los récords están para batirse), con la sombra de un aviso: “Y ahora tengo ganas de ver qué hacen en playoffs”. El récord y el Smallball de los maravillosos gnomos de la Bahía de San Francisco pintarán menos sin el título. “Seventy­-two wins mean nothing without a ring”. “72 victorias sin anillo nada significan”, cantaban los Bulls de 1996 y avisa Michael Air Jordan.