La pelota al suelo, por favor

Con el Barça eliminado de la Champions, el barcelonismo en estado de Defcon 2 ante la visita del Valencia, con Alves haciendo el ganso con peluca como si fuera de los Morancos y con el Madrid saliendo de nuevo de Nyon con el Gordo del sorteo de la Champions, lo que menos necesitaba el barcelonismo era un discurso como el de Bartomeu ayer. Mira que el presidente se prodiga poco en casa —es de los que le gusta más jugar fuera— pero cuando apareció en el salón del Palace y dijo que “hemos de superar el modelo del caduco Círculo Virtuoso que lo basaba todo en el éxito deportivo”, un sudor frío recorrió a muchos de los comensales. Es temerario pensar que el Barça plantee su expansión basándose en los valores de marca prescindiendo del éxito deportivo. Especialmente, cuando está denunciado por la UEFA y la FIFA, sus estrellas están investigadas por fraude, que ha tenido un expresidente en la cárcel y otro que afronta un juicio muy serio.

Los valores del club son indiscutibles, pero no olviden que este edificio lo construyó un arquitecto llamado Cruyff que lo basó todo en jugar bien, bajando la pelota al suelo. Deberían volver a mirar al balón.