Jorge Lorenzo a Ducati, una decisión de valiente

El secreto a voces ha dejado de serlo porque ya es oficial: Jorge Lorenzo correrá con Ducati el Mundial de MotoGP durante las dos próximas temporadas. Una decisión de valiente, propia de un deportista que vive alimentado por desafíos mayúsculos y que ha aceptado el que quizá sea el mayor de su carrera deportiva. Aunque también me parece un cambio inteligente, que le llegará en el momento preciso y con el que tiene más que ganar que lo que puede perder. Obvio es que la continuidad en Yamaha era la carta más segura, sólo que un piloto de su talento, experiencia y situación necesita algo más que la certeza que puede suponer encontrarse en el equipo de referencia, con una moto hecha a su medida y tremendamente competitiva. Salir de la zona de confort, se dice ahora; ponerle pasión a la vida, lo definiría yo…

Lorenzo ya ha entrado en la historia del motociclismo como uno de los grandes, le avalan dos títulos de 250cc y un triplete de ellos de MotoGP. Llegados a este punto (y olvidando gestas ya irrealizables de diez, doce más una o quince coronas), me parece mucho más atractivo y consistente el reto de intentar buscar el sexto con una marca legendaria. También creo que es muy acertado demostrarle a Yamaha que no fueron elegantes ni justos cuando el pasado año se pusieron claramente del lado de Valentino Rossi en el vergonzante desenlace de temporada que protagonizó el italiano; y por último queda lo crematístico: estoy convencido de que no cambia de aires por dinero pero ya que lo hace, tampoco está mal irse con la tranquilidad de que su saneada cuenta corriente no menguará. Y para nosotros, los aficionados, será entusiasmante comprobar cómo es capaz de gestionar este proyecto, apoyándole en conseguir algo que sería, sencillamente, histórico: verle como campeón también vestido de rojo.