El Dragon Khan, marcar paquete y los que se autodenominan gilipollas

El tren de la bruja. Parece tarea imposible instalar al Barcelona en un rail constante, pausado y que transite por verdes praderas en las que, aunque a veces llueva y truene, uno sepa que si sigue por el carril, antes o después saldrá el sol. Un observador imparcial aseguraría que el éxito del club estaría en avanzar aferrado a una idea que ya ha demostrado sobradamente que da resultado desde que un tal Cruyff se puso al frente de la máquina. Pues no, al barcelonismo le sigue gustando el Dragon Khan, la vertiginosa montaña rusa de Port Aventura. Y al que más le gusta es a Luis Enrique, que el otro día reconoció que "a mí me va la adversidad, soy así de gilipollas". Otro que prefiere el Tren de la Bruja antes que el Venice Simplon-Orient Express.

Club de extremos. Ni una hoja de servicios tan envidiable como la que ha presentado el Barcelona en los últimos 20 años actúa como antídoto ante la tendencia genética barcelonista a ir de un extremo a otro. Hace tres días se tenía que vender a Neymar, replantear la política deportiva y darle una zurra pública a la plantilla. Ahora, después de marcar ocho en Riazor todo vuelve a ser una conjura. "Todos a una" y "somos los mejores".

La crisis verdadera. Y ni una cosa ni la otra. Porque el Barcelona, como seguramente le pasa a la mayoría de clubs, se ha instalado en una cultura perniciosa y bastarda del Carpe Diem. Hay que aprovechar el momento en el que estás en la cumbre para humillar a tu rival que luego ya te la comerás doblada cuando vengan mal dadas. Se vive el momento para lo bueno y para lo malo en una crisis de valores deportivos que no aporta nada.

Marcar paquete. Antes también se burreaba al rival. Eso ha pasado toda la vida, pero hubo una época en la que se sacaba pecho cuando la copa estaba en la vitrina, no cuando se ganaba un partido. Ahora va todo tan rápido que le hemos dado más valor a un partido que a una Liga. Una Liga que, por cierto, parece que ya no sirve de nada si no va acompañada de otro título para poder marcar paquete con un doblete, un triplete o lo que convenga. "¿Qué pringado quiere ganar sólo una Liga?" es el pensamiento de moda entre los entrenadores abonados al Dragon Khan y los medios que perdemos el oremus.