Doparse sigue siendo gratis

Algo estamos haciendo muy mal cuando sigue habiendo flagrantes casos de dopaje que quedan sin castigo. El último, el de la Operación Estrobo. Peor aún es que nadie se indigne por estos resquicios legales que permiten irse de rositas tanto a quienes dopan como a quienes se dopan. Alguien tendría que dar un puñetazo en la mesa y llamar a las cosas por su nombre. Nadie lo hace y la sensación que queda es que en España doparse sigue siendo gratis. Por las bolsas de la Operación Puerto a punto de destruirse, por la prohibición de que la Agencia española realice controles internacionales, por la absolución de los implicados en la Operación Estrobo y hasta por las acusaciones sobre Nadal sin que éste haya presentado aún querella alguna.

La impresión es que pasamos de puntillas sobre el dopaje. Nadie levanta la voz, y la Agencia se limita a realizar estudios y abrir expedientes. Una Agencia que evita la palabra dopaje. Su misión es combatirlo, pero prefirió llamarse Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte para no herir susceptibilidades. Así nos va. Haría falta un fiscal antidopaje, al estilo del fiscal anticorrupción, para convertirse en azote de una lacra que daña nuestra imagen hasta el extremo de que quizá ello impidiera a Madrid organizar unos Juegos. Ya lo advirtió el fiscal italiano Guariniello: “No considerar delito el doparse tiene un efecto devastador”. Lo estamos comprobando. Mientras nadie se muera, no pasa nada. Y por esa gatera se nos escapan todos.