Correa y Lucas: desparpajo, concentración y hambre

El gol en el día de ayer se preveía en la subasta antes del partido que tendría un precio definitivo porque los rojiblancos jugaban contra el cuarto equipo menos goleado. Un conjunto con el sello del gran Javi Gracia. Pero si alguien pujó con decisión por conseguirlo fue el Atlético de Madrid, que por necesidad lo buscó con mayor ambición. No fue un encuentro vistoso como los que se vieron ante Betis, Depor o Espanyol y lo que está en juego ya crea un estado de ansiedad. Son 35 jornadas y un resbalón, un error puntual o un acierto del rival hacen que pases de aspirar a la Liga a que en ese momento se acabe la temporada. Mucho trabajo en juego para que una decisión lo mande todo al traste. Y los rojiblancos tienen la suerte de contar con un futbolista de barrio como Angelito Correa. Cuenta con desparpajo desinhibido, sin vergüenza a la hora de intentar desatascar este tipo de encuentros con tanta tensión. Correa nunca se va a quedar corto, parece a veces que su inconsciencia a veces es su aliado. Pero hay que seguir trabajando en la gestión de sus emociones, para la toma de decisiones en momentos oportunos porque condiciones tiene para ser protagonista y no quedarse en especialista en desatascar partidos.

Aunque sea 30 metros atrás algo se está moviendo en la defensa rojiblanca que está cogiendo altura partido a partido. Lucas, el canterano sigue sumando actuaciones impecables, aunque algún que otro partido haya cumplido como lateral, su sitio natural es en el centro de la defensa, expeditivo cuando hay que serlo, rápido a las caídas a banda y en su concentración demuestra un hambre que le hace ser señalado en rojo de cara a coger el testigo de los grandes centrales que fabrica Simeone. El Atlético se gana el derecho a seguir soñando. Partido a partido.