Francesc Via

El peso de una camiseta

Una camiseta de un equipo de fútbol pesa apenas 100 gramos. Algo más cuando se suda profusamente, que es cuando cobra todo su sentido. Pero el peso de la camiseta es otra cosa. Es una magnitud intangible que el paso de del tiempo y las vicisitudes van depositando sobre el tejido. Década a década. Generación tras generación. Todos y cada uno de los partidos están ahí, almacenados en su memoria textil. Da igual si es de algodón o de lycra o el diseño. La camiseta siempre la misma, inalterable. Curiosamente, el peso de la camiseta solo lo siente el que se la pone. A algunos les sienta como un guante. Se convierte en una segunda piel. Otros, en cambio, quedan absurdamente aplastados bajo su peso.

Pero hay mas propiedades mágicas. Convierte a enemigos mortales en héroes de leyenda. Es un vínculo emocional con miles de corazones que se identifican con un desconocido solo por llevarla puesta. La camiseta empuja. La camiseta gana partidos. Es bandera y coraza. A la camiseta hay que honrarla para que a su vez, te honre vestirla. Para que cada vez que la vistas, la vistan contigo los que la vistieron. Para poder dejar algo de ti en ella algún día. La camiseta se defiende con el alma, y sus colores se llevan en el corazón. Sin eso, no somos nada. ¿Recuerdan?