Conjuras de presente comiendo pensando en el equipo del futuro

Comidas y cenas. Esta semana los jugadores del Barcelona comieron para conjurarse de cara a ganar los tres partidos de Liga que restan y a la hora de la cena se jugaban las semifinales de la Champions. Vistas desde fuera, estas semifinales ofrecen una lección que el Barça debería aplicarse. Los cuatro equipos que han llegado a esta instancia, lo han hecho en precario, dejándose en jirones la piel antes y durante los encuentros, pero todos ellos pudieron minimizar el problema.

Las bajas. El Real Madrid llegó a Manchester con Cristiano lesionado. A mitad del partido, cayó Benzema después de que en el City lo hiciera Silva. El miércoles, el Atlético jugó contra el Bayern sin Godín. Los alemanes no podía alinear a Robben y tenían a Javi Martínez recién curado. Pues bien, en mayor o menor medida, los cuatro protagonistas de las semifinales lograron que esas bajas no fueran un desastre irremediable.

Los recambios. El Madrid superó la ausencia de dos tercios de la BBC tirando de cantera (Lucas y Jesé), además de dar entrada a Isco y dejando sin utilizar a dos jugadores tan contrastados como Varane y James. El City, con la plantilla más corta, pudo sacar del banquillo a Sterling, jugador que ha costado 70 millones de euros y que no hace mucho era la sensación de la Premier. El Atlético suplió a su cacique con dos centrales que no desentonaron (Giménez y Savic) mientras otro de total garantías como Lucas se quedaba en el banquillo por si acaso. Guardiola, por su parte, se permitió sacar a Müller en la segunda parte, junto a Ribéry y Benatia. Götze, el héroe del último Mundial para Alemania, no jugó ni un minuto.

La proyección. El ejercicio es sencillo. De entre los jugadores que se conjuraban el miércoles comiendo canelones, ¿cuantos podrían hacer el papel de estos que hemos hablado? Si, como al Atlético, al Barça se le cae el líder de la defensa, el equipo tiembla y no porque Bartra sea malo (que no lo es) sino porque no se le ha usado. En el caso de que cayeran al unísono dos tercios de la MSN ya les digo que nadie miraría al banquillo. Mirarían la capilla. Por eso, están muy bien las conjuras de presente, pero hay que pensar en confeccionar una plantilla de futuro.