Esta temporada Bale se ha destapado como un enorme rematador de cabeza. Un partido tras otro deja una bella estampa, alzándose por encima del resto para conectar cabezazos increíbles. Sorprende su capacidad, además, para ajustar los remates. Se nota que lleva en la sangre el fútbol británico, pues se anticipa siempre a la jugada con mucho sentido. Además de su gol ante la Real, en Anoeta remató otras dos veces con mucha intención y el balón no fue a la red de milagro. Hemos elogiado mucho a Cristiano por este motivo. Ya marcó así un golazo al United. Entonces dije que era una bestia. Creí haberlo visto todo. Pero ahora ha aparecido Bale y...

Yo me tenía que buscar la vida, pero aprendí a hacerlo hasta alcanzar mucha fama en esta suerte de remate. Llegaron a apodarme con la frase con la que definieron al mítico Telmo Zarra: “La mejor cabeza de Europa después de Churchill”. Pero a mí me costaba mucho más trabajo que a Bale o Cristiano. Mido 10 centímetros menos. La clave para mí estaba en saber moverme. Me anticipaba, como Bale. No recuerdo rematar bien de cabeza con 12 o 13 años. Y además, en los juveniles, jugaba con el 8. Fue Fernández Mora, ya estando yo en el Racing, quien me tenía horas rematando a centros de Aguilar e Isidro Ruiz, dos grandes extremos. Acababa con unos dolores de cabeza impresionantes. Y la verdad, valió la pena...