El club que decepcionaba gana la liga

A Claudio Ranieri le pilló en el avión volviendo de Italia donde fue a visitar a su madre de 96 años con quien había quedado a comer. El resto de la hinchada se la pasó viendo el encuentro de Stamford Bridge por la tele y el empate a última hora del Chelsea confirmó que este equipo que siempre fue demasiado grande para la Segunda División y demasiado pequeño para la Premier, este club incapaz de encontrar su sitio en el mundo, que cuenta con un palmarés de cuatro finales de Copa pérdidas, que siempre decepcionaba a los suyos, cuya mejor época solía ser en la pretemporada, es decir, cuando todavía se podía soñar, que hace siete años se peleaba por no descender a la Tercera división inglesa, que llegó a quebrar y a sobrevivir recaudando dinero en las calles con un cubo decorado con el escudo del club, esa institución que, sin embargo, como tantas otras, es también más que un club, acababa de convertirse en campeón de la liga más rica del mundo.

Ciertamente el Leicester también se gastó dinero para llegar hasta aquí (60 millones de euros en dos años en fichajes, el octavo club que más compró en la Premier, aunque 100 millones menos que el Manchester United, por ejemplo). Ranieri es además un entrenador con mucha experiencia que entendió que menos intervención es más. Pero con eso nunca antes se ha ganado una liga. Gracias Leicester City por cambiar, para siempre, la narrativa futbolística de nuestro tiempo.