Karl Heinz Rummenigge se rindió ayer al Atlético de Madrid. Como toda Europa. Rummenigge lo hizo literalmente antes del partido, en su intervención en la comida de las directivas de ambos conjuntos. El presidente del Bayern de Múnich dijo que el Atlético era un ejemplo para todos los equipos de Europa. Recordó que hace diez temporadas estaba fuera del ranking UEFA y que ahora ocupa la cuarta posición después de meterse en unos cuartos y en dos finales en las tres últimas ediciones de la Liga de Campeones. Rummenigge aseguró que el Atleti era el ejemplo a seguir por su gestión. Después de haber criticado que en los cuartos de final Atlético-PSV no hubiera habido ningún gol mientras la Juve quedaba eliminada tras su partidazo en Múnich, Rummenigge valoró el enorme mérito del equipo de Simeone y Gil Marín que se ha instalado en la élite del fútbol mundial.

Después de los elogios de Karl Heinz al mediodía llegó el partidazo. El Bayern no defraudó esta vez y buscó el partido con su estilo y con la misma intensidad que el Atlético. Simeone metió a Carrasco por Augusto tras el descanso y su decisión fue una declaración de intenciones, una necesidad y un acierto. El Atleti necesitaba un gol y lo logró la primera vez que se encontraron Torres y Griezmann. Luego llegó el sufrimiento cuando marcó el Bayern el 2-1 agudizado con el penalti que le paró Neuer a Torres (un jabato como todos sus compañeros). El Atlético conquistó Múnich. Ya está en la final de Milán. Y espera al Real Madrid.