Nibali, Quintana, Contador... ¿y?

Son los últimos tres ganadores del Giro. Un palmarés propio del Tour. Eso dice mucho en favor del Giro, carrera que gana en interés año tras año. El recorrido ya no está hecho para que lo gane un italiano. La intensidad de la carrera tampoco comienza cuando conecta la televisión. El Giro se ha convertido en una gran vuelta de principio a fin. Este año muchos van a ser sus novios: Nibali, Valverde, Landa, Dumoulin, Urán, Chaves, Majka, Hesjedal... Mañana, en Holanda, comienza la cuenta atrás. Y el próximo martes, ya en Italia, el camino hacia el norte, hasta los Dolomitas y los Alpes para que dicten sentencia. Un Giro al estilo del ciclismo tradicional. Sin un recorrido monstruoso, pero con etapas exigentes.

Con su contrarreloj de 40 kilómetros, con sus cinco llegadas en alto, con su cronoescalada y, cómo no, con sus tramos de tierra. Etapas de aúpa, sólo dos: la 14ª, con seis pasos clásicos (Pordoi, Sella, Gardena, Campolongo, Giau y Valparola) y la penúltima, donde se acumulan más de cuatro mil metros de ascensión en tan solo tres puertos y 134 kilómetros. Interés asegurado hasta el final y vencedor incierto, tal es la cantidad de aspirantes. Por parte española, dos corredores que cada año van a más, independientemente de su edad: Valverde (36 años) y Landa (26). El uno por experiencia y el otro porque está a punto de explotar, pueden escribir páginas muy bellas en este Giro que ya tuvo el año pasado acento español.