La Caja es como el patio de mi casa

Se cubrió la Caja Mágica porque amenazaba lluvia, y cuando se puso a llover, el agua cayó literalmente a chorros dentro de la instalación mientras jugaban Cibulkova y Chirico, conocidísimas ellas, su semifinal. No fue la única interrupción de la jornada. El partido entre Nadal y Sousa también se tuvo que parar. Esa es la maravillosa Caja Mágica, vendida por Alberto Ruiz-Gallardón como la joya de la corona de la candidatura olímpica de Madrid, porque tiene un techo que se cierra cuando llueve. Pero resulta que es tan caro el mecanismo, que la Caja Mágica es como el patio de mi casa, que cuando llueve se moja como los demás. La diferencia es que el patio de mi casa es particular, y la Caja Mágica, municipal, y por ahí se han ido millones a espuertas.

Empezó con un presupuesto de 140 millones de euros, acabó costando 300, y aún el año pasado la constructura reclamaba 32 millones más. Por la Caja pasó el Madrid de baloncesto, y se tuvo que ir corriendo porque el público no iba. En la Caja se celebró el Mundial de balonmano, y el informe de la Federación Internacional resultó demoledor por las deficiencias de la instalación. En la Caja se hicieron múltiples pistas para que se celebrara simultáneamente un torneo femenino, lo que supone un sobrecosto en las entradas, y ya vemos quiénes juegan las semifinales. ¡Menos mal que Nadal sigue! Aunque se vuelve loco jugando con bolas que lo mismo están mojadas, húmedas o secas. ¿Pero no se cubre la Caja? Sí, pero resulta que es como el patio de mi casa.