Las verdades del míster

A ncelotti tiene un método que nunca dejó de aplicar cuando era entrenador del Madrid. Cuando no se puede decir algo, no se dice, pero nunca hay que mentir en una conferencia de prensa o en una entrevista. “Si no, al final, acabas siendo prisionero de tu propia mentira”, solía explicar al ser preguntado sobre las dificultades de la comunicación de los técnicos de los grandes clubes. Pues les puedo asegurar que Zinedine Zidane sigue a rajatabla los consejos de su amigo y maestro italiano. No tergiversa la verdad cuando explica, como fue el caso ayer, que no piensa en su futuro y que solamente se focaliza en los tres partidos que quedan. Lo mismo cuando el lunes pasado habló de fracaso al reflexionar sobre una hipotética derrota frente al City. Dice lo que piensa.

Zidane no sigue otro plan de comunicación que el de compartir con todos los aficionados su realidad, sus ideas y sus sentimientos. Para el entrenador madridista la estrategia sirve en el terreno de juego, no delante de las cámaras y los micrófonos de los medios de comunicación, y no pretende jugar los partidos en las salas de prensa. Ni siquiera su ya muy admirada sonrisa tiene como objetivo ganarse a la gente o esquivar las preguntas complicadas de los periodistas. El francés sonríe porque es feliz al trabajar cada día con sus jugadores en Valdebebas. Nada más. Una vieja profesora de mi Universidad siempre explicaba que la comunicación servía ante todo para evitar los malentendidos. Y creo que nunca habrá malentendidos entre Zizou y el madridismo.