Otro loco revoluciona Chile

Palermo. Como entrenador se le puede considerar hijo de Bianchi (aunque sin hacer abdominales en otra parte de la cancha mientras se entrenan sus jugadores, que se sepa). Un 4-4-2, a poder ser con enganche, salida y contragolpe. Con antecedentes como entrenador en Arsenal y Godoy Cruz. Pero en realidad eso es lo de menos. Martín Palermo es sobre todo un golpe mediático. Para el fútbol chileno como si el que llegara fuera el mismo Mourinho. El foco puesto de repente sobre un equipo histórico, pero modesto. Es Unión Española quien lo contrata. Ayer fue presentado y anunciado como el nuevo técnico. Llega otro loco.

Gambandé. Ocurrió en la Copa Libertadores. Durante el partido de vuelta entre Atlético Mineiro (el equipo de Robinho) y Racing de Avellaneda, con victoria y apretada clasificación de los brasileños y un ambiente encendido, Juan Carlos Gambandé protagonizó un incidente racista lamentable. Mirando a los hinchas locales. el preparador de arqueros argentino gesticuló como si estuviera comiéndose un plátano. Como la imagen fue captada por los fotógrafos de Globoesporte, y dio la vuelta al mundo, el tipo fue fulminantemente despedido. Al menos la gracia le salió costosa.

Coudet. El Chacho siempre se caracterizó por su histrionismo y verborrea. Volante derecho, con dinámica y gol, nunca dio señales de querer ser técnico. Su desembarco el año pasado en el banquillo de Rosario Central, su club por adopción, tuvo que ver más con razones sentimentales que otra cosa. Sin embargo, a poco de andar, Eduardo Coudet (que militó en el Celta en 2012) dejó en claro que su paso no sería fugaz. Con un fútbol propio de la escuela rosarina, de toque y creación de espacios, muy vistoso, se convirtió en la sensación de Argentina. En 2015 fue el único capaz de pelearle la supremacía a Boca Juniors. Y este año, sin grandes fichajes, con jugadores enamorados del club y retornos de viejas glorias, Rosario Central no pelea en casa, pero sí fuera. Hoy recibe al Atlético Nacional en la ida de cuartos de la Libertadores. Los dos equipos que por juego tienen a Sudamérica con la boca abierta.

Independiente del Valle. Al otro lado, con un futbol defensivo y feo, aferrado a los milagros y un arquero bendecido (Azcona), la gran sorpresa del torneo la aplicó el pequeño equipo ecuatoriano Independiente del Valle. Ya se había cargado a Colo Colo en la fase de grupos, donde se atrevió a batir también, aunque sin eliminarle, al Atlético Mineiro. Pero ahora llegó más lejos. Mandó a casa al River Plate, el campeón vigente. En Quito, con la ayuda de la altura que tanto atraganta a los argentinos, avisó con un 2-0 que sonó a campanada. Y en la vuelta el Monumental, 20 ocasiones claras después y dos tiros en los palos, sobrevivió al asedio millonario con una mínima derrota (1-0) y saltó al grupo de los ocho mejores. El siguiente en pasar frente a su autobús será el Pumas, de México, la semana que viene.