El espectacular rendimiento de Bale en el último tramo de la competición le sitúa al nivel de Cristiano como máxima esperanza del madridismo para alcanzar la Undécima. Y eso son palabras mayores. El galés siempre ha tenido una relación extraordinaria con el gol en momentos decisivos, pero, además, ahora es más fiable y mucho más regular que cuando llegó al Madrid. Sus actuaciones estelares cuando Cristiano no ha podido ayudar al equipo le han supuesto un subidón de autoestima que ha tenido un reflejo impactante en el terreno de juego. Su relación con el gol continúa siendo idílica, pero, además, participa más y mejor durante el transcurso de los partidos. Bale ya sabe lo que es ser decisivo en una final de Champions y se ha preparado muy duro para poder repetir. Jugar a la sombra de un futbolista de época como Cristiano no es nada sencillo, pero el de Cardiff ha sido paciente para esperar su oportunidad y ha sabido aprovecharla.

Hasta este año la duda era saber si el chico iba ser capaz de convertirse en el actor principal en un club tan exigente como el Madrid. Ahora ya conocemos la respuesta y si el físico le aguanta, estamos ante un futbolista capaz de ser visto por sus compañeros de vestuario como una auténtica referencia. Este año ha jugado mucho y ha jugado muy bien, pero ser desequilibrante en el último gran encuentro del año supondría el espaldarazo definitivo para colarse en el pódium de los mejores futbolistas del mundo.