Tres penaltis no pitados

El sueco Jonas Eriksson se hizo el sueco. El Sevilla tiene que dar gracias a Eriksson, que hizo la vista gorda en tres acciones del primer tiempo que pudieron sentenciar el partido en favor del Liverpool. Sinceramente, no se puede admitir este tipo de arbitrajes en una final de la Europa League, y lo comento como árbitro más que como informador, y desde luego no porque quisiese que perdiese el Sevilla. Pero hay que decirlo para que no se repitan esos errores tan infantiles. Me explico: en el minuto 11, Firmino encara a Carrriço, que está dentro del área, y cuando intenta pasarse el balón, el jugador del Sevilla mete el brazo derecho e intercepta el esférico de forma intencionada. El árbitro, desde su posición, igual no lo pudo ver, pero el asistente debió señalar el claro penalti.

Sobre el minuto 21, Banega le da una patada a Lallana en la pierna y le derriba dentro del área. Bien pudo señalar penalti, aunque tuvo la suerte de que éste jugador chocara con la pierna de Escudero, quien inteligentemente se quedó en el suelo haciéndose el lesionado.

En el 27’ hubo una mano de Rami dentro del área, pero fue totalmente involuntaria. Sin embargo, no señaló el córner correspondiente. En el minuto 39 estuvo bien anulado el gol del Liverpool marcado por Lovren, puesto que Sturridge (que estaba en fuera de juego) quiso jugar el balón justo delante de Soria. Gol bien anulado por intentar participar en la jugada. En el 40’, Krychowiak, de una forma infantil, para el balón dentro del área con la mano izquierda, en un pase de Sturridge a Firmino. Penalti tonto que ni el árbitro ni el asistente señalaron. En el 69’, el gol de Coke es totalmente legal: Coke está en línea y el balón viene tocado por dos jugadores contrarios y no de Vitolo. Gol legal. El colegiado estuvo a un nivel muy bajo para ser una final europea. Además de los penaltis, Eriksson dejó que se perdiera tiempo y que los ingleses le protestaran en su cara.