Blas López-Angulo

País de charanga

País de charanga y Cebollinos Fútbol Club. La charanga del tío Honorio surgió con éxito en la España de los 70 y como los tiempos no se van del todo o vuelven, no sólo hay bandas nuevas que les rinden tributos. En el mundo del fútbol abundan los personajes que sabiéndolo o no, continúan cubriéndoles de gloria. Marcelino, por ejemplo, que no es aquel tierno protagonista del famoso filme de Ladislao Vajda, sino el entrenador del Villarreal que como saben ha querido tirar de paisanaje en el momento menos oportuno para hacerlo. Cuando su equipo ha podido mandar a Segunda al de su tierra, el Sporting. Después de sus declaraciones quedaba claro que no tenía la menor intención. Luego los hechos, ya antes del partido, lo corroboraron.

Desde este periódico se tildó su actitud de cebollinaje. Tal vez el término acuñado responda a la necesidad de conceptuar tan torpes despropósitos y falta de delicadeza que reverdecen en el presente. Se imaginan que los árbitros, pese a adscribirse a colegios territoriales y estarles vedado pitar a equipos de su extensión, manifestaran: “No.... pero si yo aunque pertenezco al colegio valenciano, soy asturiano y no quiero que baje mi Sporting”. ¡No lo veamos! Pues los entrenadores son profesionales sobradamente retribuidos como para guardar igualmente las formas, aunque trabajen para equipos distintos del de sus colores. En este revival de los 70 tan parecido al paisaje humano de una España eterna, los tributos a la España profunda e invertebrada vienen, caray, de las nuevas generaciones.

En el sorteo de los playoffs de ascenso a Segunda y Segunda B celebrados este lunes en la Federación, la joven pareja presentadora dio tan claras muestras de desconocer la profunda geografía española, como de haber preparado sus intervenciones. Cuando se prefiere improvisar se pegan patadas sancionables, tanto por agraviar a los clubes mal llamados o confundidos, como por informar mal. A nadie le gusta oír de forma incorrecta su nombre, podrá parecer peccata minuta, pero es un gesto mínimo de atención y cortesía esforzarnos en pronunciarlo bien por difícil que nos parezca.

El Cibornero no es equipo de Cintruénigo, sino el Cirbonero, que basta consultar la Wikipedia para comprobar, por si no lo deduces, que se trata del gentilicio de aquella briosa población de la Ribera Navarra. De la misma manera habrá que convenir que no todos los jereces son vino seco ni están en Andalucía. Si antes repasamos los clasificados en el grupo extremeño, verás que ese Jerez, no puede ser otro que el de los Caballeros, o de los conquistadores, como poco después en directo te hacen rectificar. Item plus, el Mancha Real cuya mancha nominal no es pecado que le haga manchego, al responder al nombre tal cual del municipio, ubicado entre una vasta mancha de olivos en la provincia de Jaén. Roza lo irrisorio el inexistente, que sepa, Alcalá de Guadaña, salvo que haya otra Liga corsaria o bien mortuoria, que desconozco. Rectificar dicen que es de sabios, pero si es a cada trance, más parece de cebollinos. Efectivamente esa Alcalá no es la cervantina del Henares, sino la sevillana de Guadaíra.

En fin, que algo importa que no se llame Cereceda al Cerceda coruñés. Cerezos hay muchos y hasta hace poco en flor, con belleza insospechada desde tierras burgalesas del norte a las más favorables del Jerte. No me extraña que escuchemos off the record algún exabrupto: ¡el recorrido por la península e islas ha sido ímprobo! Al menos, algo debería vertebrar a este país tan ayuno hoy de regeneracionismo como en el célebre 98. Tampoco me extrañaría que el Cebollinos Furbol Clú quedase campeón y preguntáramos a los de la charanga del tío Honorio que por dónde queda.