El de esta noche será el último partido para algunos de los futbolistas dirigidos por Luis Enrique. Algunos ya pudieron salir el pasado verano, después de levantar el triplete en el Olympiastadion de Berlín, pero la pasada sanción de la FIFA frenó la regeneración que necesitaba aquella plantilla. No se podían liberar plazas así como así, por lo que este verano las puertas del Camp Nou se abrirán para despedir a jugadores que no pudieron rendir como ellos hubiesen querido.

Luis Enrique maneja listas de altas y bajas con mucha discreción. No quiere que ninguna de sus piezas se distraiga en la última función y sabe que debe ser Robert Fernández, el secretario técnico, el que comunique a los interesados que deben bajarse del barco. Al equipo le toca hacer una reconversión seria en todas sus líneas, excepto en la portería. La defensa se llevará el pellizco importante de la inversión del verano (Marquinhos), deben refrescar el centro del campo (Denis Suárez) y tratar de conseguir un delantero que aporte y sume cosas a lo que ya da el tridente (130 goles) sabiéndose suplente. Día de despedidas en el Calderón.