Zinedine, francés y cartesiano

Zinedine Zidane es un producto de la escuela pública francesa. La que tiene como filosofía desarrollar la capacidad de pensar y de crear de los alumnos. Solemos decir en el país vecino que es mejor tener “una cabeza bien hecha que una cabeza bien llena” y se fomenta la reflexión antes que el aprendizaje automático de datos. Como niño en las aulas de Marsella, Zizou también recibió su buena dosis de lógica, inyectada en nuestra cultura por el culto al filósofo René Descartes. Sin embargo, no se podía contemplar esa lógica cuando jugaba al fútbol porque solía realizar cosas imposibles que no entraban en los manuales de ese deporte.

Ahora que Zidane se ha convertido en entrenador, su lado cartesiano ha vuelto a dominar su forma de abordar las cosas. Porque es observador y sensato, el míster sabe perfectamente lo que tiene que hacer su Madrid para ganar la Champions frente al Atlético. Quiere atacar porque es el espíritu del club blanco, pero pide a sus futbolistas (a todos) que defiendan. Quiere pasión en el juego y gestos tan atrevidos como brillantes, pero exige control sobre el partido. La cabeza de Zizou está preparada. Su corazón también.