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¡Sevilla, qué barbaridad!

Qué barbaridad, Sevilla! De esta expresiva manera comenzaba y acababa el maestro Araújo su mensaje de agradecimiento en la cena previa a la final, en representación de esa Prensa que tanta gloria está contando estos años. Y sí, qué barbaridad a pesar de morir en la orilla de un partido que el equipo de Nervión tuvo en sus botas. La derrota no le quita un ápice de brillo a otra temporada de título y finales, dos más vendrán en sendas Supercopas.

Honor a la final del Sevilla, capaz de tener al Barcelona contra las cuerdas hasta el último momento. De aguantar con un futbolista herido como Krychowiak, del que hay que revelar algo: el polaco jugó lesionado, poniendo en riesgo su Eurocopa. Lo hizo por esos miles de fieles que ayer murieron con su equipo y que en estas horas pasearán por las calles de la capital erguidos y con otra Europa League. Con el orgullo íntegro porque sí, Sevilla: a pesar de todo, qué barbaridad.