Cholismo contra la BBC

La final. Se enfrentan dos modelos, dos conceptos de equipo, dos maneras de entender un club de fútbol. El Atleti ha renacido sustentado en la figura de Simeone. El poder omnímodo del caudillo argentino va más allá de la cancha, donde nadie le discute una decisión, y se traslada a la planta noble, a la dirección deportiva y económica del club. Hasta la grada está bajo su influjo, lo que diga el Cholo va a misa. Incluso aquellos aficionados partidarios de un fútbol más atrevido y vistoso han dado su brazo a torcer ante el salto competitivo dado por el equipo. En el Madrid la figura del entrenador es casi decorativa. Da igual que sea duro o blando, experto o novato, los técnicos salen volando ganen o pierdan, la tensión de la entidad siempre se rompe por el mismo sitio. El modelo de Florentino se basa en los jugadores estrella, los galácticos, y en este momento la presencia de Bale, Benzema y Cristiano lo condiciona todo. La BBC es la matriz del equipo, todo lo demás, incluso el juego, es secundario. Entre los aficionados blancos hay muchos que reniegan de este modelo, pero si gana dos Champions en tres años a ver quién se atreve a discutirlo.

El juego. Desde Lisboa, al Madrid le ha costado muchísimo meterle mano al Atleti. Sólo una vez se impuso, precisamente en Champions, en un partido en el que el Cholo, que también se equivoca, fue cobarde quitando a Griezmann en el Bernabéu. El francés es el elemento diferenciador de los rojiblancos. Su velocidad y definición hacen mucho más peligroso al Atleti, que lo demás se lo sabe de memoria: juntos como hermanos, miembros de una iglesia, vamos defendiendo hasta el pitido final. Los delanteros blancos volverán a tener un día de pocos espacios, de irritación, de picor… ¡Ya pueden darse crema! El Madrid intentará por todos los medios que no le pillen en una contra fatal y de nuevo volverá a ser fundamental el papel de Casemiro. El meritorio brasileño tendrá que estar pendiente con la escoba y el recogedor en los muchos metros que dejará el Madrid a su espalda.

Los porteros. En un partido en el que suponemos pocas ocasiones de gol, la actuación de los guardametas puede decidir la final. Keylor ha demostrado que no hay nadie más rápido que él acortando los espacios a los delanteros en el mano a mano y se levanta del suelo como una centella, otros lo hacían a cámara lenta. Oblak tendrá mucho trabajo en el juego aéreo, porque el Madrid intentará explotar su potencial por arriba. De la solvencia y el dominio del esloveno en los balones colgados a su área dependerá en gran parte el resultado de la final.

Zidane. Va seguir en el Madrid e, incluso, parece que le van a consultar las operaciones veraniegas, fichaje galáctico incluido. Aún no se le han visto decisiones novedosas ni estrategias sorprendentes, más allá de Bale sacando de banda… Hoy tiene una oportunidad, ante un rival temible con el que no pudo Messi ni Guardiola. Que gane el mejor.