El gol que sigue valiendo

Recuerdo una noticia de agencia que decía, sobre un partido de fútbol de menor importancia: “El encuentro terminó con empate a cero. Al descanso se llegó con el mismo resultado”.

Probablemente se trataba de una crónica de aquellas que escriba en serie un mismo periodista en una misma jornada, y sin haber estado presente en ninguno de los terrenos de juego de la Liga de Tercera División o Primera Regional sobre la que debía informar a los periódicos de las provincias con equipos implicados en esa competición. Se trataba a veces de relatos confeccionados con una plantilla cuyos huecos se rellenaban mediante una llamada al delegado de campo o a la federación regional correspondiente. Y el resultado con el que se había llegado al descanso no solía faltar.

Con ese simple material se podía recomponer luego la épica de todo lo vivido en el terreno de juego. Cuestión de imaginación y talento. No siempre se pueden enviar cronistas a cada uno de los campos donde se disputan campeonatos menores.

Esta anécdota me viene a la cabeza cada vez que oigo a un narrador radiofónico “sigue valiendo el gol de Torres”, por ejemplo. Un partido que termina 0-0 está obligado a concluir su primera parte con el mismo resultado. No puede ocurrir que la primera parte concluya 1-0 y que el resultado final sea de empate a cero. Eso significaría que un gol admitido por el árbitro dejase de valer en algún momento, lo cual no se conoce que haya sucedido nunca.

Por tanto, carece de sentido que se informe de que se ha marcado un gol y añadir minutos después, en la siguiente conexión, que tal gol “sigue valiendo”, como si eso fuera noticia, como si fuera extraño, como si hubiera goles que dejaran de valer unos minutos después de haber sido conseguidos. Esto suena tan chusco como si se dijera “el partido se sigue jugando con dos porterías”.

Lo del gol que sigue valiendo suele oírse cuando el resultado es de 1-0 o 0-1. Quizás tan exiguo margen hace que los narradores vean al solitario tanto de ventaja con cierta precariedad, como si no estuviera fijo en plantilla y por tanto pudiera desaparecer del marcador mediante algún tipo de ERE reglamentario. Pero no sucede así. Gol que señala el árbitro, gol que sigue valiendo. Eso es de las pocas cosas fijas que nos quedan.