Terrorismo, el fútbol y el impacto mundial del Madrid

Antes el Madrid daba alegrías a sus seguidores y berrinches a sus adversarios. Ahora, en el extranjero, hay gente que ha pagado con sangre el delito de ser aficionados al fútbol. En menos de un mes dos peñas iraquíes han sufrido el zarpazo criminal de los fundamentalistas que odian que sus correligionarios gusten del deporte creado en Occidente. Es algo funesta y orgullosamente trágico para el club blanco. Si golpean a sus seguidores, y no a otros, podría ser la prueba evidente de que los asesinos saben que el golpe en una sede merengue es el que tiene más repercusión. Con todo, no conseguirán su propósito. El fútbol apasiona tanto en las sociedades islámicas que creó hace poco un serio incidente diplomático entre Argelia y Egipto. No cejarán, con todo.

Los millones de aficionados islamistas, cristianos o budistas, Asia ya es tierra de promisión, debieron sentir la emoción de la incertidumbre del resultado en la final, pero no vieron un partido de calidad. Tienen, sin embargo, que hacerse a la idea de que, por su impacto mundial (¿cuántos millones siguieron la final?) los terroristas nos darán más de un susto. El deporte de masas siempre ha atraído a los terroristas. Lo vimos en los Juegos Olímpicos de Múnich, en un atentado que ya fue llevado al cine, y desde entonces ha tenido incidencia en los Mundiales de fútbol. Cruyff, en parte, no acudió al de Argentina por posibles asechanzas terroristas y el temor ha crecido desde que surgieron con fuerza los terroristas suicidas. Esta es la clave, uno que no le importa morir matando. Nos cachearon hasta la saciedad en Sudáfrica, era normal, e intentaron colarse en el estadio de París durante un encuentro. La asistencia a los estadios será más incómoda y por eficaz que sea la Policía, que lo es, veremos algo gordo en algún estadio europeo. Saben que saldrá en todos los periódicos del mundo. Es lo que esos canallas buscan...

Finalmente, me atrevo a pensar que la alcaldesa madrileña, aunque no tenga demasiado interés en el fútbol a no ser que vaya con la señora Colau, se habrá alegrado con este triunfo madrileño ahora empañado por un acto terrorista más. Me ha venido Carmena a la cabeza porque recuerdo una frase suya tan desafortunada: “A los terroristas islámicos hay que tratarlos con diálogo y empatía”. Ellos no lo han tenido con las peñas madridistas.